PICASSO’S LINOCUT PROCESS
In the late 1940s, Picasso settled in Vallauris, France, a small town outside Cannes. There, he worked with a young, local printer, Hidalgo Arnéra (1922–2007), for four years before publishing his first linocut print. During that time, they produced linocut posters advertising art exhibitions and bullfights in Vallauris. With Portrait de jeune fille, d’après Cranach le jeune II [Portrait of a Young Girl after Cranach the Younger II], they began exploring the linocut as a fine art print.
As that print laboriously required five blocks, with each color printed on top of each other, Picasso ultimately sought a quicker and more efficient process. He adopted the “lost block” technique, which emphasized carving one linoleum block. This required thinking out the entire composition in advance with all its various states (stages) and color combinations since once the block was cut, that iteration of the print was lost forever.
Picasso and Arnéra eventually arrived at a comfortable routine: “Picasso worked some of the night; in the morning, Marcel, the chauffeur, brought the proofs notated by Jacqueline Roque [Picasso’s second wife]. [Arnéra] pulled the proofs and brought them to La Californie [Picasso’s home and studio] at precisely 1:30.” This process continued for eight years, every day except Saturdays and Sundays, with Picasso working on several prints at a time.
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EL PROCESO DE LINOGRABADO DE PICASSO
A finales de la década de 1940, Picasso se instaló en Vallauris, Francia, una pequeña ciudad en las afueras de Cannes. Allí, trabajó con un joven impresor local, Hidalgo Arnéra (1922-2007), durante cuatro años antes de publicar su primera impresión en linograbado. Durante esa época, produjeron carteles en linograbado que anunciaban exposiciones de arte y corridas de toros en Vallauris. Con Portrait de jeune fille, d’après Cranach le jeune II [Retrato de Una Joven según Cranach el Joven II], comenzaron a explorar el linograbado como una obra de arte impresa.
Dado que ese grabado requería laboriosamente cinco bloques, con cada color impreso uno encima del otro, Picasso finalmente buscó un proceso más rápido y eficiente. Adoptó la técnica del “bloque perdido”, que enfatizaba tallar un bloque de linóleo. Esto requirió pensar toda la composición de antemano con todos sus diversos estados (etapas) y combinaciones de colores, ya que una vez que se cortaba el bloque, esa iteración de la impresión se perdía para siempre.
Picasso y Arnéra finalmente llegaron a una cómoda rutina: “Picasso trabajaba parte de la noche; por la mañana, Marcel, el chófer, traía las pruebas anotadas por Jacqueline Roque [segunda esposa de Picasso]. [Arnéra] sacaba las pruebas y las llevaba a La Californie [hogar y estudio de Picasso] exactamente a la 1:30”. Este proceso continuó durante ocho años, todos los días excepto los sábados y domingos, con Picasso trabajando en varias impresiones a la vez.